Al borde del Sáhara, el Geoparque de Beni Drâa se extiende por la parte sur de la región de Souss-Massa y alberga en sus estribaciones varios oasis muy improbables. Partiendo de Tata, salga a pasar un día en un viaje exótico que combina naturaleza y patrimonio.
Situado al este de Tata, el pueblo de Agouliz da acceso a un majestuoso cañón y a un palmeral salvaje único. Tras recorrer las estrechas calles del pueblo, iniciará un largo paseo por un escarpado acantilado que ofrece espléndidas vistas panorámicas. A continuación, llegará al oasis salvaje para un merecido descanso a la sombra de las palmeras.
Tomando la N12 de vuelta a Tata, diríjase al oeste hacia Akka y sus maravillas. Una vez en el pueblo, diríjase en primer lugar a Agadir n’Owzrou, un ksar construido sobre un saliente rocoso que domina el palmeral de Akka y su Oued. A continuación, entre en el palmeral y elija un lugar para tomar un refrigerio y hacer un picnic.
La etapa finaliza con la visita al minarete de Lalla Baytou-Allah, último vestigio de la mezquita que se levantaba en el centro de la Kasbah de Abdellah Ben Mbark.
Sahariano y montañoso a la vez, Icht es uno de los más bellos oasis de los Bani Drâa. El lugar, mantenido en secreto durante mucho tiempo, alberga también una curiosidad arquitectónica sin precedentes: un pueblo subterráneo. Así que, ¡abra paso a la exploración bajo la sombra de las palmeras y 3 pisos bajo tierra! Al anochecer, recorra uno de los escarpes rocosos para admirar una suntuosa puesta de sol con su brillo ocre, gris y dorado.