En la carretera de la miel, al borde del Alto Atlas oriental, una formidable curiosidad arquitectónica domina con orgullo un verde valle desde hace más de 200 años: Taddart Ou Guerram, la Casa del Sanador. Más conocido como el Colmenar Inzerki, este edificio centenario está considerado como el mayor colmenar tradicional del mundo, y probablemente el más antiguo que sigue en pie.
Rodeado de una naturaleza encantadora, el colmenar ofrece un increíble viaje cultural hacia el descubrimiento del arte ancestral de la apicultura tradicional.
Situado al norte de Agadir, en las estribaciones meridionales del Alto Atlas Occidental, el Rucher d’Inzerki es fácilmente accesible por carretera nacional e incluso por autopista. La ruta hacia el lugar serpentea a través de relieves ocres de elegante diseño, salpicados de exuberante vegetación y aldeas tradicionales.
El majestuoso colmenar está situado en una ladera sur a 980 m de altitud, con vistas a un floreciente valle. Aquí, los campos de lavanda y tomillo se extienden entre arganes y robles, como un mosaico aromático a la sombra de las palmeras. El colmenar de Inzerki está construido en terrazas de adobe, y está formado por numerosas cabañas que albergan las colmenas tradicionales.
Para disfrutar plenamente de la experiencia Inzerki, acuda a Brahim Chtoui, presidente de la asociación Taddart Inzerki, que le mostrará todos los secretos del colmenar y de la miel. También tendrá la oportunidad de disfrutar de un delicioso tentempié típico de la región: té a la menta, pan de Tafarnout, Amelou y, por supuesto, una buena miel.
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El colmenar de Inzerki es testigo del ingenio y la cohesión social de la comunidad de apicultores que lo construyó. Sus terrazas albergan numerosas cabañas llamadas Tizghatine. En estas cabañas se almacenan las colmenas artesanales, que adoptan la forma de cilindros de caña trenzada cubiertos de barro.
Varios escritos atestiguan que el colmenar se construyó en su forma actual a finales del siglo 19ème , mientras que la tradición oral nos dice que la apicultura en este lugar se remonta a varios siglos atrás.
Una vez que se ha colocado un enjambre de abejas en su interior, se tapan los extremos de la colmena con un círculo de madera con el emblema del apicultor y se sellan con barro, dejando sólo un pequeño agujero del tamaño de las abejas. Una vez lleno, el cilindro se descorcha, se vacía de miel y se vuelve a sellar, en un proceso perpetuo.
El colmenar de Inzerki estuvo a punto de desaparecer durante las violentas inundaciones de 1990 y 1996. En 2005 se puso en marcha un programa de rehabilitación con el apoyo de USAID, para reconstruirlo y hacerlo funcionar de nuevo. La Asociación Taddart Inzerki también tiene previsto lanzar una campaña para restaurar el colmenar de forma adecuada.
En su punto álgido, el colmenar contaba con unas 4.000 colmenas activas. Hoy en día, sólo ocho familias siguen utilizándolo.