El Parque Nacional de Souss Massa se extiende a lo largo de más de 60 km en la costa atlántica, al sur de Agadir. Su litoral cuenta con varias playas salvajes de extrema belleza, que harán las delicias de los amantes de la tranquilidad y del cambio de escenario. Playas discontinuas de arena fina, a veces bordeadas por gigantescos acantilados, le harán vivir otra experiencia marítima, lejos del tumulto de las playas turísticas. Dichas playas también son conocidas por ser más agitadas que las de la bahía de Agadir, por lo que es necesario permanecer atento mientras se baña en ellas.
Desde la desembocadura del Oued Souss hasta la del Oued Massa, vayamos juntos a descubrir estas playas únicas, y los pueblos pesqueros que las rodean.
El viaje comienza en Tifnit, un pequeño pueblo de pescadores situado a 56 km de Agadir en la carretera de Tiznit. Conocida por su primera playa popular entre los lugareños, así como por su puerto tradicional, Tifnit alberga también una playa totalmente salvaje e inaccesible en coche. Esta playa está bordeada por arrecifes y sobre todo por un acantilado de unos treinta metros de altura.
Aún más sorprendente, el acantilado está atravesado por una multitud de cuevas, transformadas a lo largo de generaciones en refugios para los pescadores y más adelante en albergues de acampada. Algunas están curiosamente bien acondicionadas y pueden garantizar un mínimo de confort.
A 30 minutos más al sur, tendrá la oportunidad de experimentar el parapente a orillas del mar, en Diouira ¡Un máximo de adrenalina está garantizado!
Al llegar a la desembocadura del Oued Massa, Sidi R’bat le dará la bienvenida para la segunda etapa de su viaje. El pueblo da a una hermosa playa ideal para relajarse tomando el sol, después de un paseo dado por los relieves que rodean el litoral. Desde lo alto de los acantilados, la panorámica es impresionante, sobre todo al atardecer, cuando el resplandor tiñe de un naranja único las antiguas cabañas de los pescadores.
Al otro lado de la desembocadura se encuentra la playa de Sidi Wassay, última etapa de este viaje entre mar y arrecife. Con más de 3 km de longitud, esta playa es un auténtico remanso de paz con un interior virgen y rural.
Un lugar tan tranquilo y acogedor que se ha convertido en el biotopo preferido para la nidificación de aves migratorias y limícolas. Sobre arenas doradas y frente a un océano azul puro, disfrutará de magníficos momentos en familia, entre paseos, baños, relajación y observación de aves.
El pueblo de Sidi Wassay debe su nombre a un santo cuya Baraka protegía a los pescadores de la comarca de los peligros del mar. Con su verdadero nombre Abderrahmane Rondi, Sidi Wassay está enterrado en un mausoleo encastado en la misma roca, bajo una cúpula blanca resplandeciente. Cada año se organiza un gran Moussem para conmemorar a este protector de los mares, en el que se mezclan el comercio, la música, las reuniones y los ritos espirituales.